LECTURAS ADICIONALES PARA 2º DE BACHILLERATO



Escrita a comienzos de los años treinta, la comedia TRES SOMBREROS DE COPA, germen de toda la producción teatral de Miguel Mihura, tardó veinte años en ser estrenada y produjo, en el momento de su estreno, escándalo y asombro. Mientras muchos espectadores la calificaban de inmoral, la crítica veía en ella una ruptura con el teatro cómico anterior, un comienzo absoluto que presagiaba el teatro del absurdo. La fuerza dramática de la obra radica en la oposición de dos mundos irreconciliables: el de la burguesía provinciana esclavizada por mil convenciones, y el de un grupo de automarginados de esa sociedad que buscan la libertad y rechazan la moral hipócrita. No hay aquí lucha de clases ni se propugna una alternativa social. Las grandes tensiones se redimen por medio de un humor que rezuma escepticismo.




Incomprendido y atacado por casi toda la crítica de su tiempo, Enrique Jardiel Poncela conoce ahora, al amparo de la reivindicación de las vanguardias, un creciente reconocimiento. Su propósito era romper con las formas tradicionales de lo cómico, atadas a lo real y a lo verosímil. Frente a ello, Jardiel busca que en su teatro fluya de continuo lo inverosímil: "en el patio de butacas -decía- la vida cotidiana con su aburrimiento; en la escena, la fantasía renovada". Por ese camino logró superar el naturalismo estrecho del teatro español y su casticismo; liberó el lenguaje, casi siempre ligado a actores tipificados, y aportó a la escena un humor, de raíz intelectual, que sirve de conductor al absurdo lógico. María José Conde Guerri, profesora de Literatura Española de la Universidad de León y especialista en la obra de Jardiel, estudia aquí Eloísa está debajo de un almendro y Las cinco advertencias de Satanás, dos textos en los que, sobre el fondo de una crisis social, brilla el ingenio libre de un revolucionario artístico.
 

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